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Universidad para Líderes ha creado este blog como un foro para discutir temas relacionados con los pilares fundamentales en los que descansa la filosofía de nuestra universidad: (1) Biblia y teología contextual, (2) evangelización y discipulado, (3) liderazgo y (4) justicia social y denuncia profética.

 

Aunque el foro ha sido creado para los estudiantes de nuestra universidad, se espera que personas particulares participen en el mismo. Que aquellas personas que lo hagan, participen con reflexiones de altura y bien fundamentadas. Nuestro objetivo no es crear polémica sino ciencia y cada uno puede hacer aportes significativos que nos orienten a todos.

¿Jesús limpió el templo? Una interpretación usando el método gramático - histórico.



(Mt. 21.12-13; Mr. 11.15-18; Lc. 19.45-46)


El pasaje donde Jesús echa los mercaderes fuera del templo, o “Jesús limpia el Templo” como también se le titula, siempre nos creó cierta confusión, ya que la imagen de Jesús con un látigo en mano y volcando mesas, como si hubiera perdido el dominio propio, me resulta muy difícil de digerir. Es por lo anterior, que nos hemos propuesto estudiar este relato y realizar una exégesis del mismo utilizando el método histórico-gramático.

El relato en cuestión aparece en todos los evangelios,[1] aunque no todos lo relatan exactamente igual como veremos más adelante. Así mismo, todos excepto Juan lo relatan como ocurrido luego de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. A pesar de que veremos ciertos detalles de cada uno de los evangelios, para propósito de este trabajo utilizaremos el relato de Juan como texto base.

Antes de entrar a analizar el texto debemos discutir varios aspectos necesarios para luego poder entender el texto cabalmente. Uno de esos aspectos es el trasfondo histórico del relato y de los elementos más importantes del mismo. Veamos.

TRASFONDO HISTORICO

La figura del Templo para los judíos siempre fue algo de gran significado por que simbolizaba el lugar donde habitaba la presencia de Dios desde el primer templo en tiempos de Salomón hasta el segundo templo bajo Herodes. De hecho, la escatología hebrea plantea que el Tercer Templo de Jerusalén será reconstruido con el advenimiento del mesías del judaísmo.

El primer Templo fue construido alrededor del siglo X a.C. por Salomón, fue el santuario principal del pueblo de Israel y contenía en su interior el Arca de la Alianza, el candelabro de los siete brazos y demás utensilios empleados para llevar a cabo el culto hebraico en tiempos de la Edad Antigua, pero posteriormente fue destruido por el rey Nabucodonosor.

Sin embargo, los judíos construyeron un segundo Templo en Jerusalén. Durante el reinado de Herodes el Grande en Judea, allá para el año 40 a.C., Jerusalén fue transformada en una ciudad de lujosos palacios y edificios al estilo romano. Herodes realizó una ampliación del Templo tan impresionante que fue objeto de admiración de todo el mundo antiguo. Dicen los estudiosos que Herodes hizo dicha ampliación para hacer pensar a la gente que el era el mesías que la profecía decía que construiría un templo en Jerusalén de Judá.[2] Este segundo Templo fue a su vez destruido por las tropas romanas al mando de Tito en el año 70, en el Sitio de Jerusalén, durante la revuelta de los zelotes. Su principal vestigio es el Muro de las Lamentaciones, también conocido como Kotel o Muro Occidental.

El segundo templo estaba compuesto de varios salones y patios, dentro de los cuales se encontraba el lugar Santo y el lugar Santísimo o Tabernáculo donde solo podían entrar los sacerdotes. Así mismo, había otras áreas reservadas exclusivamente para judíos, y un área abierta asignada para los gentiles que había construido Herodes para que los gentiles, entiéndase todo aquel que no era judío, pudieran venir a adorar al Dios de Israel. Esta área era conocida como “El Patio de los Gentiles”, y es precisamente en este lugar que estaban los cambista y mercaderes cuando Jesús interviene con ellos.

Veamos ahora un poco del contexto que rodea el relato.


EL CONTEXTO

Es importante entender que este evento ocurre, según relata Juan, cerca de las fiestas de pascuas judías, a las cuales, según señalan los historiadores, asistían mas de (1) millón de personas y se celebraban todos los años. Esto detalle histórico implica que la

gran mayoría de estas personas que venían de todas partes a celebrar y ofrecer ofrendas y sacrificios a Dios, tenían que comprar animales locales que fueran aptos para el sacrificio, ya que el traer sus propios animales era muy riesgoso porque podían sufrir algún daño o inclusive morir en el camino, o de sobrevivir, podían ser rechazados por los sacerdotes por entender que no eran aptos o no cumplían con los requisitos para servir como sacrifico. En este sentido la opción más segura y utilizada por la mayoría de los visitantes era comprar el animal de sacrificio en el templo.

Así mismo, esos animales tenían que ser pagados con moneda local, por eso estaban los cambistas que se dedicaban a cambiar las monedas extranjeras en monedas locales que fueran aceptadas por los mercaderes, ya que no se aceptaban monedas extranjeras que pudieran tener imágenes paganas. Por este servicio de cambio de moneda los cambistas cobraban un cargo y esa era su ganancia, algo así como unos banqueros de aquella época. En este sentido, su servicio era necesario para que pudieran fluir las fiestas de pascua y los visitantes pudieran ofrendar sus sacrificios a Dios.

Sin embargo, la pregunta obligatoria es ¿Qué provocó que Jesús actuara de esa manera tan inesperada? Para ello pasemos a analizar los textos bíblicos pertinentes.

LOS EVANGELIOS SINOPTICOS

Todos los evangelios, excepto Juan, relatan que Jesús citó parte de Isaías 56:7 donde lee: “Por que mi casa será llamada casa de oración…” mientras volcaba las mesas. Las diferencias están en que Mateo y Lucas nos dicen que Jesús señaló que han convertido la casa de oración en “cueva de ladrones”, mientras que Marcos nos dice que la casa de oración es para “todas las naciones”.

Por su parte, Juan relata que Jesús cita el Salmo 69.9 diciendo: “El celo por tu casa me consume”. Esto deja claro que para Juan era importante justificar las acciones tan inesperadas de Jesús al volcar las mesas. Sin embargo, los demás evangelios también explican las acciones de Jesús quien señala, según éstos, que han convertido la casa de oración en “cueva de ladrones”, razón por la cual los echa del templo. Sobre esto abundaremos más adelante.

En cuanto a la cita de Isaías 56:7, el versículo completo señala: “Porque mi casa será casa de oración para todas las naciones”. El texto original en hebreo utiliza la palabra “ הָעַמִּֽים׃” ha-mim significa en hebreo naciones, que traducido en griego es ethne que a su vez significa etnia o nación. Este termino se ha traducido en inglés como gentiles, pero realmente, como vemos, significa naciones. Así que los mercaderes y cambistas que estaban ubicados en la parte del templo llamada “La Corte de los Gentiles” o “ El Patio de los Gentiles”, realmente estaban ubicados en la corte o el patio de “todas las naciones” (ha-mim/ethne)

Podríamos decir que los gentiles, aunque tenían su patio o área, el cual se suponía que era para que todas las naciones vinieran y oraran a Dios, la realidad es que la habían transformado en un mercado “μπορίου - emporium” (v.16) que se traduce como empresa o negocio. Por tanto, los cambistas y mercaderes no solo habían convertido el lugar de oración en un mercado, sino que también estaban privando a las naciones (gentiles), que ya de por si estaban excluidos del área principal del templo, de tener un lugar de oración y adoración a Dios.

Pasemos a analizar el texto base.


ANALISIS DEL TEXTO (Juan 2:13-17)

13. Y cerca estaba la pascua de los Judíos y fue a Jerusalén Jesús

Καὶ ἐγγὺς ἦν τὸ πάσχα τῶν Ἰουδαίων καὶ ἀνέβη εἰς Ἱεροσόλυμα ὁ Ἰησοῦς


14. Y El encontró en el templo aquello que vendían, bueyes, ovejas, y palomas, y los cambiadores de moneda sentados

καὶ εὗρεν ἐν τῷ (ἱερῷ- recintos del templo) τοὺς πωλοῦντας βόας καὶ πρόβατα καὶ περιστερὰς καὶ τοὺς (κερματιστὰς - cambistas) καθημένους.


Como ya mencionamos, el relato ocurre durante el tiempo de las fiestas judías de pascuas, la cuales celebraban la liberación del pueblo judío de manos del faraón y las cuales se celebraba todos los años durante la primavera. Relata el texto que Jesús encontró a los mercaderes y cambistas en el templo vendiendo bueyes, ovejas y palomas. Cabe señalar que la palabra en griego aquí utilizada es hieron-ἱερῷ que se refiere

a los recintos del templo, o sea sus áreas. Mientras que el en verso 19 se utiliza la palabra naon-ναὸν que significa el interior del templo, el lugar santísimo. En este sentido queda claro que cuando Jesús se refiere al templo que levantará en (3) días no está refiriéndose al recinto exterior del templo (templo físico- hieron) sino al naon-ναὸν que es el templo de su cuerpo donde habita Dios mismo.


15. Y habiendo hecho un látigo de cuerdas a todos sacó del templo, tanto bueyes como ovejas,

καὶ ποιήσας φραγέλλιον ἐκ σχοινίων πάντας (ἐξέβαλεν-expulsar) ἐκ τοῦ (ἱεροῦ templo) τά τε πρόβατα καὶ τοὺς βόας


y a los cambistas les derramó las monedas y les viró las mesas

καὶ τῶν (κολλυβιστῶν-cambistas) ἐξέχεεν τὸ κέρματα καὶ τὰς τραπέζας ἀνέστρεψεν


16. Y aquellos que vendían palomas, les dijo, saquen estas cosas de aquí, no hagan la casa de mi padre un lugar de intercambio.

καὶ τοῖς τὰς περιστερὰς πωλοῦσιν εἶπεν Ἄρατε ταῦτα ἐντεῦθεν μὴ ποιεῖτε τὸν οἶκον τοῦ πατρός μου οἶκον (ἐμπορίου-empresa)


Ciertamente el servicio de los cambistas era necesario, como mencionamos, para que los millones de visitantes pudieran comprar sus animales para sacrificio, y para ello, necesitaban cambiar sus monedas extranjeras por monedas locales. En este sentido, no podemos concluir que Jesús estaba en contra de esas transacciones comerciales, o de que se sacrificaran animales en ofrenda a Dios porque esa era la cultura judía en la cual el mismo fue criado. De hecho, con toda probabilidad este es el mismo templo en el que nos

dice Lucas 19:47 que Jesús “enseñaba todos los días”. Así que la molestia de Jesús no parece ser con la liturgia sacrificial y las transacciones comerciales incidentales a ello. Sin embargo, queda claro que Jesús no estaba contento, ya que tomo un látigo de cuerdas, pero no se trata de un látigo como el que fue utilizado para latigarlo a él días mas tarde, sino un matojo de cuerdas de las usadas para sujetar el ganado que le sirviese como para ahuyentar a los profanadores, pues dice que saco a todos, tanto a los animales como a las personas.

La palabra utilizada ξέβαλεν es el aoristo indicativo de κβάλλω que significa echar fuera o repudiar, por lo que la conducta de Jesús demuestra su repudio por la falta de respeto hacía el lugar de oración; hacia la casa de su Padre.

Las acciones de Jesús mas que un acto violento podrían verse como un acto simbólico de autoridad, ya que no necesitaba un látigo de cuerdas para demostrar su poder, Él es Dios mismo. Mas bien, el acto de virar las mesas y derramar las monedas simboliza que ya ningún precio será necesario para comprar el perdón de nuestros pecados ni nuestra salvación.

De igual forma al Jesús virar las mesas y expulsar a todos detuvo el flujo de sacrificios e interrumpió los negocios por lo menos por un tiempo en símbolo de que este sistema económico religioso que han creado, y que acaba de colapsar temporeramente, pronto dejará de existir para siempre. Y en efecto el velo del templo fue rasgado luego durante la crucifixión de Jesús y el templo destruido en el año (70) d.C. por Tito.

A Jesús lo que parece molestarle es el lugar en que se han ubicado a hacer sus negocios, sin respeto por el lugar designado como lugar de oración, entiéndase el lugar de oración para “todas las naciones” que nos dice Isaías. (Isa. 56:7) Ciertamente nadie puede orar en medio de bueyes, ovejas, el estiércol de los animales y el alboroto de las disputas, regateos y altercados típicos de ese tipo de comercio.

En este sentido, el pueblo judío se había desenfocado de lo mas importante que era adorar y ofrecer sacrificio al Dios todopoderoso y se habían enfocado en la empresa que esta tradición de sacrificio producía, profanando el lugar de oración con sus prácticas de intercambio deshonestas, sus comisiones, y su afán por mantener esa economía que la

religiosidad generaba. Señalan, algunos historiadores que era una práctica común que los mercaderes y cambistas les pagaran una comisión a los sacerdotes y lideres del templo para asegurar su espacio en el mercado.

En fin, en lugar de adorar a Dios por haberlos rescatado, se estaba adorando al dinero y la oportunidad que la pascua traía para hacer negocios.


17. Recordaron sus discípulos que escrito estaba que "el celo por tu casa me consumirá"

Ἐμνήσθησαν δὲ οἱ μαθηταὶ αὐτοῦ ὅτι γεγραμμένον ἐστίν Ὁ ζῆλος τοῦ οἴκου σου (κατέφάγεταί - consumirá) με


Aquí el autor de Juan utiliza el Salmo 69:9 (“el celo por tu casa me consumirá")

como dejándonos ver el estado mental de los discípulos y en cierta medida proveyendo una explicación de porqué Jesús estaba actuando de esa manera. La palabra clave es la palabra κατέφάγεταί que es el futuro indicativo medio de κατεσθίω que significa devorar, consumir o explotar. Juan utiliza este Salmo en apoyo de las actuaciones de Jesús.

El evangelio de Juan es el único que relata que los “discípulos” “recordaron” que estaba escrito en los Libros Sagrados: “El celo por tu Casa me consumirá”. Estas palabras sugieren en Jesús un celo por la gloria de Dios interior que le consume. No debe existir duda de que este celo por la casa de Dios, como parte de toda una actuación mesiánico-divina, le acarreará un día la muerte.

Las acciones de Jesús fueron dirigidas a literalmente “limpiar el templo”. En esta purificación mediante la expulsión de mercaderes, el propósito era también moverles el tapete y enseñarles lo profano de sus actuaciones. Marcos destaca: “y les enseñaba y decía” que estaba dicho en la Escritura: “Mi casa es casa de oración, para todas las naciones”.

Jesús actuó en rebeldía al ver la falta de temor de Dios en el pueblo judío, ya que estaban viendo la adoración simplemente como algo mecánico, sin corazón, sin vida, como un rito que simplemente se repetía día tras día, uno tras otro, vanos, vacíos, sin

importancia, y sin trascendencia ni consecuencia eterna o espiritual por ser meramente actos humanos.

Como ya mencionamos, este evento fue el inicio de la pasión de Jesús, activando la sentencia de crucifixión que más adelante recaería sobre éste como parte del supremo plan redentor de Dios Padre.


REFLEXION

Luego de analizar el relato en cuestión utilizando el método gramático-histórico nos hemos topado con detalles que, no solo han abierto nuestro entendimiento, sino que también han producido un mensaje (kerygma) que ha hablado a nuestra vida y corazón. Es por todo lo cual compartimos nuestras conclusiones exegéticas esperando que sean de bendición y crecimiento.

1. Todo este pasaje contenido en los sinópticos se relaciona con la destrucción del Templo. La secuencia desde Marcos 11 hasta el capitulo 13 se relaciona con la destrucción del Templo, culminando en Marcos 13, con Jesús prediciendo la destrucción del Templo en el Monte de los Olivos. De igual forma, el pasaje de Juan continua con unas enigmáticas palabras de Jesús relacionadas a la destrucción del Templo ante una señal solicitada por los judíos para que explicara su conducta en el templo. Juan relata que Jesús les dijo: “destruyan este templo y en tres días lo levantaré”, estos le respondieron que el templo tomó (46) años construirlo que cómo pretendía levantarlo en (3) días. Los judíos no se dieron cuenta que Jesús se refería al templo de su cuerpo (naon-ναὸν) no al templo físico (hieron-ἱερῷ). Esto es cónsono con la cita de Pablo en 1era de Corintios 3:16-17: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? …el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”

2. Las acciones de Jesús en el templo anunciaban que el templo (donde habita la presencia de Dios) ya no será más nunca una estructura física, sino que habita dentro de nosotros por medio de Jesucristo quien es Dios mismo. De nada nos sirve la religiosidad en los altares y los templos gigantes si perdemos de vista lo más importante

que es nuestra relación espiritual con Dios por medio de su hijo Jesucristo, quien se convierte en el sacrificio omnicomprensivo y perfecto. Jesús resucitado es el verdadero templo, pues en él vive la “plenitud de la divinidad corporalmente” (Col 2:9; cf. Col 1:19; cf. Jn 1:14) y como Mediador absoluto (1 Tim 2:5), es solamente a través de Él, quien es sacerdote y víctima, como verdaderamente se rinde culto a Dios.

3. El acto de Jesucristo al virar las mesas y caer las monedas al piso simboliza que ya ningún precio será necesario para comprar el perdón de nuestros pecados ni nuestra salvación. El precio ha sido pagado en su totalidad, ya no es necesario mas sacrificios, pues Jesús es el sacrificio eterno y perfecto.

4. Debemos estar consientes de que podemos estar físicamente junto al pueblo de Dios (Iglesia, templo), incluso servir, hacer cosas relacionas con la adoración, tener un alto conocimiento o titulo académico, y aún así tener un corazón mundano, dominado por el pecado, lleno de tinieblas y alejado de la presencia de Dios.

5. El templo que no sea una “casa de oración” se convertirá inevitablemente en “mercado” y “cueva de ladrones”. Si nuestra vida no está enfocada en una relación espiritual personal con Dios, todo lo demás se vuelve vano y nuestro destino es la destrucción. Debemos amar a Dios sobre todas las cosas y anhelar su presencia, poniendo nuestra mirada en Él y no en las cosas materiales que tarde o temprano desaparecerán, pero nuestro Señor permanecerá para siempre. De que nos vale ganar el mundo si perdemos nuestra alma. (Mt.16:26)

6. Debemos tener celo por la casa de Dios, sobre todo por las naciones. Si Dios está en nosotros debemos sentir el mismo celo que sintió Jesús por proteger el acceso de los gentiles (naciones-ethne) al lugar de oración y adoración; al lugar de encuentro con la presencia de Dios. Como Iglesia debemos concentrarnos en las vidas que necesitan encontrarse con Dios, mas que en el Templo y las finanzas.

7. Debemos cuidarnos de no caer en la religiosidad, sino mantenernos ardientes en el amor de Dios, amándonos unos a otros, sin tomar ventaja de nuestras posiciones sociales o de liderato. Resultan pertinentes las palabras de 1era de Corintios 13:1: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.”

Mantengamos nuestra mirada en Jesús el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)

[1] Mt. 21.12-13; Mr. 11.15-18; Lc. 19.45-46 [2] Esdras 1:2-4; 2 Crónicas 36:23


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